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Crónica de una muerte anunciada

cronicaEl día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana…”; quizá sea este uno de los comienzos de una novela en lengua española que más se ha quedado grabado en la memoria colectiva (1).  Gabriel García Márquez publicó “Crónica de una muerte anunciada” en 1981; en 1982 obtuvo el premio Nobel de literatura, unos quince años después de haber escrito “Cien años de soledad”.

Crónica de una muerte anunciada” es una novela corta (unas 50 páginas incluyendo el prólogo en la versión digital que leí), parece que basada en un hecho real, en la que García Márquez mezcla un estilo periodístico con la novela policíaca. Con un principio como el descrito arriba es claro que la intriga de la historia no es el final, conocido, sino en cómo se llega a esa final. La tensión va creciendo y el lector termina sintiéndola dentro de sí, frustrándose viendo que unos y otros no terminan de conseguir avisar a Santiago Nasar para evitar su muerte, albergando siempre un hilo de esperanza.

Esta es la quinta (2) obra de García Márquez que he leído y, sin duda, es ésta, junto con “El amor en los tiempos del cólera“, una de las dos que más me han gustado y por tanto la recomiendo.

Leí esta novela a principios de 2016 y, como hago siempre, anoté varios pasajes que quiero dejar aquí para compartirlos y como nota mental para futuras referencias.

“- […] No es justo que todo el mundo sepa que le van a matar al hijo, y que ella sea la única que no lo sabe.

– Tenemos tantos vínculos con ella como con los Vicario – dijo mi padre.

Hay que estar siempre del lado del muerto – dijo ella.”

“Su contrariedad fue mayor cuando cantó la rifa de la ortofónica, en medio de la ansiedad de todos, y en efecto se la ganó Bayardo San Román. No podía imaginarse que él, solo por impresionarla, había comprado todos los números de la rifa.

Esa noche, cuando volvió a su casa, Ángela Vicario encontró allí la ortofónica envuelta en papel de regalo y adornada con un lazo de organza. “Nunca pude saber cómo supo que era mi cumpleaños” […]”

“- Cuando despierte, recuérdame que me voy a casar con ella.”

“[…] y mi madre decía que había nacido como las grandes reinas de la historia con el cordón umbilical enrollado en el cuello.”

“Se casó con esa ilusión. Bayardo San Román, por su parte, debió casarse con la ilusión de comprar la felicidad con el peso descomunal de su poder y su fortuna, pues cuanto más aumentaban los planes de la fiesta, más ideas de delirio se le ocurrían para hacerla más grande.”

“Santiago Nasar era un hombre de fiestas, y su gozo mayor lo tuvo la víspera de su muerte, calculando los costos de la boda. En la iglesia estimó que habían puesto adornos florales por un valor igual al de catorce entierros de primera clase. Esa precisión había de perseguirme durante muchos años, pues Santiago Nasar me había dicho a menudo que el olor de las flores encerradas tenia para él una relación inmediata con la muerte, y aquel día me lo repitió al entrar en el templo. “No quiero flores en mi entierro”, me dijo, sin pensar que yo debía ocuparme al día siguiente de que no las hubiera.”

“[…] la realidad parecía ser que los hermanos Vicario no hicieron nada de lo que convenía para matar a Santiago Nasar de inmediato y sin espectáculo público, sino que hicieron mucho más de lo que era imaginable para que alguien les impidiera matarlo, y no lo consiguieron.”

“Clotilde Armenta sufrió una desilusión más con la ligereza del alcalde, pues pensaba que debía arrestar a los gemelos hasta esclarecer la verdad. El coronel Aponte le mostró los cuchillos como un argumento final.

– Ya no tienen con qué matar –dijo.

– No es por eso –dijo Clotilde Armenta-. Es para librar a esos pobres muchachos del horrible compromiso que les ha caído encima.”

Comer sin medida fue su único modo de llorar […]”

“La versión más corriente, tal vez por ser la más perversa, era que Ángela Vicario estaba protegiendo a alguien a quien de veras amaba, y había escogido el nombre de Santiago Nasar porque nunca pensó que sus hermanos se atreverían contra él.”

“[…] La fatalidad nos hace invisibles. El hecho es que Santiago Nasar entró por la puerta principal, a la vista de todos, y sin hacer nada para no ser visto. […]”

***

(1) “En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme…” seguramente ocupe un primer lugar dentro de una hipotética lista de comienzos memorables de libros.

(2) Las otras cuatro: “Relato de un náufrago”, “Cien años de soledad”, “El amor en los tiempos del cólera” y “El general en su laberinto”.

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The Theory of Interstellar Trade

This blog post is not about the movie Interstellar, which I haven’t watched yet, but about a rather wonkish paper (as its author would put it) that I stumbled upon very recently.

The American economist and Nobel laureate Paul Krugman wrote in 1978 the paper “The Theory of Interstellar Trade” [PDF, 516KB]. The paper is simply hilarious. One of the best pieces I have ever read. It has just 15 pages and in them the author sets out to search how interest charges should be computed in interstellar trade when goods travel at close to the speed of light. It mixes economy with very light special relativity and great doses of humour. The author himself remarked in the introduction:

It should be noted that, while the subject of this paper is silly, the analysis actually does make sense. This paper, then, is a serious analysis of a ridiculous subject, which is of course the opposite of what is usual in economics.

Well, given today’s ventures, it might not be so silly 😉

Let’s review some of the highlights and conclusions derived from the paper:

To start with, he sets some fundamental considerations:

There are two major features distinguishing interstellar trade from the interplanetary trade we are accustomed to. The first is that the time spent in transit will be very great, since travel must occur at less than the light speed; round trips of several hundred years appear likely. The second is that, if interstellar trade is to be at all practical, the spaceships which conduct it must move at speeds which are reasonable fractions of the speed of light.

Because interstellar trade will take so long, any decision to launch a cargo will necessarily be a very long-term investment project […]

The second feature of interstellar transactions cannot be so easily dealt with (physicists are not as tolerant as economists of the practice of assuming difficulties away). If trading space vessels move at high velocities, we can no longer have an unambiguous measure of the time taken in the transit. The time taken by the spacecraft to make a round trip will appear less to an observer on the craft than to one remaining on Earth. […]

To solve the problem he refers to the Minkowski space-time, and includes the following diagram with the note below:

"Readers who find the Figure II puzzling should recall that a diagram of an imaginary axis must, of course, itself be imaginary".

“Readers who find the Figure II puzzling should recall that a diagram of an imaginary axis must, of course, itself be imaginary”.

By comparing the returns from actual trade between planets with the return of bonds he arrives at the First Fundamental Theorem of Interstellar Trade:

When trade takes place between two planets in a common inertial frame, the interest costs on goods in transit should be calculated using time measured by clocks in the common frame, and not by clocks in the frames of trading spacecraft.

After proving the theorem take a look at this other passage:

theorem

 

The author then takes on investigating possible arbitrage in interstellar transactions, and arrives to the Second Fundamental Theorem of Interstellar Trade:

If sentient beings may hold assets on two planets in the same inertial frame, competition will equalize the interest rates on the two planets.

It goes without saying that I recommend the reading of this paper.

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Stiglitz on shareholders’ mistreatment

A few days ago I published a book review of “The Roaring Nineties” by the Nobel prize Joseph E. Stiglitz. I wanted to share here some passages related to how shareholders, investors are mistreated by those who are supposed to work for them and how alignment of incentives play a role in this.

[On boards of directors] “Here again there was another conflict of interest. Boards are supposed to protect the interests of all shareholders. But some boards, whose members often receive large fees for membership and attendance, were frequently more concerned with pleasing the CEO than fulfilling their supposed fiduciary responsibilities.”

[On one-offs] “[executives] found ways to boost their earnings – through sam transactions which allowed them to book revenues even if they didn’t really have them, or by moving expenses off the books, or by using one-time write-offs (time and time again), to try to give the appearance of robust normal profits. Their objective was to create the appearance of alluring success […] and cash out before the world discovered the truth.”

[On incentives] “The bankruptcy report spoke of “numerous failures inadequacies and breakdowns in the multilayered system designed to protect the integrity of financial reporting system at WorldCom, including the board of directors, the audit committee, the company’s system of internal controls and the independent auditors”. The problem, I would argue, was deeper, and touched not only WorldCom: the problem was with incentives – for the management, and for those who were supposedly watching over management.”

[On the subject of fines] “They accepted fines of unprecedented levels […] but, in most cases, only after being assured that their CEOs would not do [jail] time. […] in many cases it was not the CEOs but the companies that paid them;  indeed, the fines imposed on corporations for such bad behavior represent a curious case where the victim is punished twice over. For ultimately, the shareholders – who have already been cheated by corporate management- bear the costs of such fines.

[On executives’ greed and regulation] “The deregulation mentality made the suggestion of increased government regulation […] an anathema. What worried many were shareholder suits, which they viewed as simply reflecting the rapacious greed of lawyers, not part of a system of checks and balances against the rapacious greed of corporate executives.”

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El amor en los tiempos del cólera

El amor en los tiempos del cólera.

El amor en los tiempos del cólera.

Cuenta Gabriel García Márquez que al escribir “El amor en los tiempos del cólera” se inspiró en parte en el romance de sus padres (“La única diferencia es que mis padres se casaron. Y tan pronto como se casaron, ya no eran interesantes como figuras literarias”) y otro de unos ancianos que mantuvieron su amor en secreto durante décadas.

La novela fue publicada en 1985, tres años después de que recibiese el premio Nobel de literatura (ver discurso de aceptación del premio).

Seguramente la obra más aclamada de García Márquez sea Cien años de soledad, pero a mí me ha gustado bastante más “El amor en los tiempos del cólera”: una novela romántica que describe la relación durante toda una vida entre principalmente tres personajes: Fermina Daza, su marido, Juvenal Urbino, y su eterno pretendiente, Florentino Ariza.

Personalmente, parte de la narrativa y descripciones en “Cien años de soledad” se me hicieron pesados, en “El amor en los tiempos del cólera” ha sido al contrario. Largas páginas con densos párrafos se pasan en un suspiro gracias a la cantidad de figuras retóricas que usa García Márquez y hacen de la lectura un juego. En múltiples ocasiones me he encontrado después de leer un pasaje admirando el juego de palabras que acababa de hacer el autor.

Otro de los aspectos que me ha gustado del libro ha sido la personalidad y franqueza de los personajes, principalmente de Fermina Daza.

Como siempre, cuando leo un libro lo dejo lleno de páginas marcadas, pasajes subrayados, etc., os dejo algunos aquí para incitaros a la lectura.

“- Déjame aquí -dijo-. Sí había jabón”

[Juvenal Urbino a su esposa, después de llevar meses sin hablarse y durmiendo en habitaciones separas por una estúpida discusión, se retracta de su posición inicial aun sabiendo que tenía razón con tal de quedarse en la cama de matrimonio]

***

“… por su carácter, las cartas de ella eludían cualquier escollo sentimental y se reducían a contar incidentes de su vida cotidiana con el estilo servicial de un diario de navegación. En realidad eran cartas de distracción, destinadas a mantener las brasas vivas pero sin poner la mano en el fuego, mientras que Florentino Ariza se incineraba en cada línea.”

***

 “Escapó por milagro de una ejecución sumaria acusado de ser un espía que mandaba mensajes en clave de sol…”

[Habiéndose decretado el toque de queda a Florentino lo encuentra y detiene una patrulla militar cantando a Fermina]

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 “Y algo que había de ser desde entonces la razón de su vida: la convenció de que uno viene al mundo con sus polvos contados, y los que no se usan por cualquier causa, propia o ajena, voluntaria o forzosa, se pierden para siempre. El mérito de ella fue tomarlo al pie de la letra.”

[Florentino Ariza a la viuda de Nazaret]

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“… lo primero que le preguntaron en el puerto fue cómo le habían parecido las maravillas de Europa, y ella resolvió muchos meses de dicha con cuatro palabras de su jerga caribe:

–       Más es la bulla.”

[Fermina Daza. Esto me recuerda al pensamiento que me viene cuando alguien pregunta por Madrid, qué visitar en pocos días, qué tiene de especial, etc.]

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“… y solo entonces había comprendido que un hombre sabe cuándo empieza a envejecer porque empieza a parecerse a su padre”

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“… lo volteó al derecho y al revés con su sabiduría de perro viejo, lo paró de cabeza, lo subió y lo bajó, lo volvió a parir como nuevo, le hizo trizas sus virtuosismos teóricos, y le enseñó lo único que tenía que aprender para el amor: que a la vida no la enseña nadie.”

[Ausencia Santander a Florentino Ariza, quien estaba escribiendo un libro de instrucciones para enamorados]

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“Sólo ellas sabían cuánto pesaba el hombre que amaban con locura, y que quizás las amaba, pero al que habían tenido que seguir criando hasta el último suspiro, dándole de mamar, cambiándole los pañales embarrados, distrayéndole con engañifas de madre para aliviarle el terror de salir por las mañanas a verle la cara a la realidad.”

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“… se había enredado más pronto de lo que ella creía en una maraña de convenciones y prejuicios de su nuevo mundo. Al principio tenía una frase ritual para afirmar su libertad de criterio: “A la mierda el abanico que es tiempo de brisa”.” [Fermina Daza]

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Era un marido perfecto: nunca recogía nada del suelo, ni apagaba la luz, ni cerraba una puerta.” [Sobre Juvenal Urbino]

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“… le contó que había estado esa tarde con su confesor, temió quedarse ciega de rabia. Desde el colegio tenía la convicción de que la gente de la iglesia carecía de cualquier virtud inspirada por Dios. […] Pero que su esposo le hubiera permitido al confesor inmiscuirse hasta ese punto en una intimidad que no era solo la suya, sino también la de ella, era algo que iba más allá de todo.

–       Es como contárselo a un culebrero de los portales – dijo.

Para ella era el final” [Fermina Daza]

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“… la aterrorizaba la voracidad con que los objetos iban invadiendo los espacios de vivir, desplazando a los humanos, arrinconándolos, hasta que Fermina Daza los ponía donde no se vieran. […] escondía el desorden”

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“Sin embargo, el rápido progreso de la aviación era un peligro real para todos. Ella trató de consolarlo: los buques existirían siempre, porque no eran muchos los locos dispuestos a meterse en un aparato que parecía ser contra natura.” [Floretino Ariza y Fermina Daza sobre los aviones.]

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